Lo más sustancioso de la semana en términos de política pasó
a mil kilómetros de Viedma. El peronismo provincial sacó jinetas en un
encuentro nacional producto de la importante victoria obtenida en 2017 con el FPV, un sello que en el resto del país
está en extinción. Los que pregonan prescindencia finalmente intentan gravitar.
Coyunturales alianzas para disciplinar a los que salen del cauce.
El viernes, 10 de los 12 congresales por el distrito Rio
Negro se hicieron presentes en el congreso del PJ en la ciudad de Buenos Aires.
A Martín Soria lo sentaron en primera fila flanqueado por el titular del
peronismo bonaerense, el referente de La Campora, Wado De Pedro, Felipe Solá y Agustín Rossi, estos dos últimos
son potenciales precandidatos a la presidencia. Soria es uno de los que puede
jactarse de su buena relación con el kirchnerismo, el massismo y obviamente el PJ. El triunfo hizo esto posible.
Como prueba de la relevancia adquirida su hermana María
Emilia integrará uno de los 12 escaños de la comisión de Acción Política que
buscará la normalización partidaria. El presidente del peronismo rionegrino viajó
unos días antes, pasó varias horas en el Senado. Haciendo gestos adecuados se reunió con su aliada Magdalena Odarda, fundamentalmente para difundir la foto. Luego visitó a Cristina Kirchner, la
figura que mejor mide en la provincia. Y obviamente, con Miguel Pichetto para repasar
cuestiones del orden partidario. Todo ese raid para evitar quedar encorsetado
en algún sector.
Mientras el referente del Peronismo Federal mantenga
inalterable el compromiso tácito de no entrometerse en la geografía rionegrina no
habrá colisión. El senador se explayó en su incursión nacional evadiendo
refriegas por su accionar. Paso seguido metió bocado regional, recordó la intención
de su hijo Juan Manuel de postularse nuevamente en la capital provincial. También
sugirió tener en cuenta a “los muchachos de su antiguo espacio”. Se conocen
demasiado, apenas se dispensaron la cortesía necesaria.
Soria expresó que en el 2019 prevalecerán las encuestas, “los
que mejor midan, consiguiendo la unidad, serán candidatos”. En caso que no haya
convergencia entre los actores en pugna, aparece otra forma de computar
voluntades, la metodología recientemente incorporada para las Unidades Básicas.
Ya no habrá una por localidad sino tantas como se constituyan, reuniendo 125
avales de afiliados certificados legalmente. El sorismo no reniega de un tercer
dispositivo para la definición: cumplimentados los trámites burocráticos, las
elecciones internas se han convertido en elemento de culto.
El jefe comunal roquense no le dio mayores precisiones ni
margen para el debate al experimentado parlamentario. Enfrente se hallaba un
político voraz, abrirle el grifo de la opinión o la participación puede tener
como saldo una buena tajada de las listas. Por eso luego se limitaron a dialogar
del congreso partidario. Ambos tienen muy arraigada la desconfianza en el otro,
nada alterará esa convicción.
El capataz del Senado le confirmó que no asistiría al cónclave
para esquivar cualquier provocación. Quiso sortear roces o malos momentos dado
que serían más de 500 congresales los que dieran quórum. Hubo representantes
del extenso abanico que hoy cobija a todas las ramas del justicialismo nacional,
salvo aquellos que se unieron expresamente a Cambiemos. Vale recordar que
Pichetto era uno de los nombres que circulaba para la intervención antes que finalmente
recalara allí el gastronómico Luis Barrionuevo.
De todos modos el Senador indicó a su gente que participe
del Congreso, por eso llegaron hasta Ferro Carril Oeste. El variopinto lote de
congresales rionegrinos se compuso allá por febrero de 2015 cuando el
parlamentario presidia el PJ provincial. El propio Pichetto, Jorge Franco, Javier
Iud y Alejandro Marinao son el remanente de una mayoría que ya no existe. El
titular de la bancada de legisladores y el sanantoniense, inmersos en la política
provincial, tienen fluido dialogo con el pope de General Roca.
Soria habló telefónicamente con los 4 congresales de
extracción kirchnerista: Martín Doñate, Silvia Horne, Cesar Miguel y Osvaldo
Nemirovsci. Con matices acompañan el proceso rionegrino. También arribaron los
veteranos Jorge Cejas y Hugo Lastra, dos que “huelen la sangre como pocos”,
hace rato comulgan con el joven roquense.
La otra ausente fue Silvina García Larraburu. La senadora no
recibió invitación, cuando la llamaron para consultar por su inasistencia se
limitó a decir que se había enterado del Congreso por los medios. Quizás el
principal acuerdo por estas horas de Soria y Pichetto fue hacerle sentir el
vacío. A uno lo destrató aliándose con
su principal enemiga, al otro lo desafía manifestando que desconoce su
proyecto. En realidad amenaza disputar para negociar un nuevo periodo en el
Senado. Amagar a competir por un espacio en busca de algo distinto es la peor
afrenta para un sorismo empoderado.
La ex reina de la nieve está distante de los sectores. Su
anclaje partidario quedó atado a la relación que pueda consolidar con Cristina
Kirchner. Por mandato de la ex presidenta la semana próxima conversará con
Martín Doñate de algunos temas de índole legislativo. Esa distancia con el
peronismo rionegrino ilusiona a JSRN. Varios dirigentes pretenden integrarla a
la fórmula para la gobernación. El arte de lo imposible en su más fina
expresión.
23 febrero 2024
Palabra de Domingo